lunes, 15 de febrero de 2010

Juárez: son jóvenes, señores

La singular decisión del presidente Calderón para ir al encuentro de la gente puede desatar una cascada de reacciones, en esa y otras plazas sacrificadas por el crimen


Es probable que el llamado del Presidente para que la sociedad de Ciudad Juárez se exprese sobre qué hacer frente a la mafia, atraiga respuestas no previstas. Por ejemplo, la extendida percepción de que el disparo en la cuota de violencia se debe a que la autoridad local sostiene desde hace años un pacto con el cártel de Juárez, mientras que el operativo federal parece estar abriendo espacio al cártel de Joaquín El Chapo Guzmán, el más poderoso de los capos, el prófugo más famoso de los gobiernos panistas.


Puede darse el caso de que los empresarios confiesen al Presidente que su tema no es el narcotráfico, sino los secuestros y las extorsiones. Ello ha incluido a capitales internacionales, como Toshiba y Siemens, que vieron morir a varios de sus ejecutivos a manos de las bandas. Se empiezan a multiplicar casos de almacenes y otros negocios que amanecen bajo el fuego porque sus dueños no aceptaron cubrir la “cuota” mensual exigida por pistoleros.

En los últimos meses ha cerrado una decena de importantes maquiladoras, cuyos trabajadores, la mayoría jóvenes, engrosó a una masa de desempleados que en la ciudad ya se estima en más de 100 mil.

Es posible que la sociedad juarense acabe revelando, al Presidente y al país, que por muchos años ha estado acostumbrada al baño de sangre entre mafias rivales, pero lo que ahora la desquicia es la tolerancia de los cuerpos de seguridad, locales, estatales y federales, para que un segmento importante de su juventud esté dominada por dos bandas: Los Aztecas y Los doble A (Artistas Asesinos), extensión de El Chapo los primeros; del cártel de Juárez, los segundos.

Por las calles de Juárez crece la fama de adolescentes matones que deben ya 15 o 20 vidas. Menores de edad aún, son la escoria que controla el narcomenudeo, las tienditas de drogas o picaderos administrados por muchachos y sus familias. Son estos grupos los que reclutan como sicarios a otros menores, aterrorizan a las barriadas y, en los hechos, tienen secuestrada a toda una generación.

Esa es la nueva realidad, vigente desde hace pocos años, que convulsiona a la ciudad fronteriza, que despierta los gritos que Calderón escuchó y seguirá escuchando, pero que también puede prohijar grupos radicales con jóvenes encapuchados como los que el jueves pasado protagonizaron una turbamulta con policías federales hasta que fueron encarados por el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Cuando se retiraba, el funcionario, el número dos del gobierno federal, recibió un manotazo en la cabeza, lo que puso de manifiesto que corrió un riesgo grave.

El equilibrio de muerte entre los cárteles rivales y la violencia de las pandillas juveniles representan los ejes claves de la presencia del Ejército en la plaza. Si los militares son incapaces de controlar el narcotráfico, sí desempeñan una tarea indispensable para disminuir el uso de armas, especialmente entre las bandas juveniles.

Pero ello sólo es parte de la tarea que le corresponde al Estado, que en Juárez como en otras muchas plazas del país, debe disputar el futuro de toda esta generación.

Pero para ello no bastarán, por muchos que sean, ni policías, soldados o armamento. La respuesta necesaria estará en la creación de más escuelas y universidades, de hospitales y clínicas para rehabilitar adicciones en forma masiva. Pero muy crucialmente, en inversiones cuantiosas para crear empleos en zonas estratégicas. En ello, literalmente, nos irá la vida.


Apuntes

OAXACA, donde se confirmó la alianza entre PAN y PRD, es el principal motivo de la renuncia del secretario Gómez Mont, que ha dicho a su equipo que le resulta intolerable sumarse a la causa del senador perredista Gabino Cué, quien hace apenas algunas semanas llamaba “espurio” a Felipe Calderón, pese a reiterados llamados del propio Gómez Mont para dejar atrás esa etapa.


VERACRUZ ofrece otros desafíos para el PAN. El poder local frustró la posibilidad de una alianza, y ahora se empeña en influir en favor de Gerardo Buganza para que sea nuevamente candidato blanquiazul, pasando sobre las aspiraciones de Miguel Ángel Yunes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario