lunes, 2 de junio de 2008

Muere la reforma petrolera (y el FAP)

Fracasó el gobierno de Ernesto Zedillo cuando, en sus meses finales, encomendó a su secretario de Energía, Luis Téllez, convencer al Congreso de abrir paso a reformas en materia de electricidad. Falló Vicente Fox cuando el PAN impulsó, como gobierno, la misma propuesta que había rechazado como partido opositor. Y faltan algunas semanas para que todos concluyamos que Felipe Calderón también deberá olvidarse de su iniciativa, en este caso en el ámbito petrolero. El tema energético está maldito, ni qué dudarlo.

Es curioso, pero en estas tres etapas hay otro común denominador: la abrumadora incompetencia del gobierno para explicar bien no sólo las bondades de su idea sino los efectos positivos de la misma. En esta oportunidad, los estrategas de Los Pinos erraron con la imagen del tesorito enterrado en el océano; se quedaron pasmados ante la presión para un debate, mostraron incapacidad para promover las propuestas propias. E incluso recurrieron al vil expediente de hacer publicar libelos en contra de aquellos que en los foros convocados por el Congreso se han opuesto a la iniciativa presidencial. Quienes hayan sido, estos operadores merecen un premio a la torpeza.

Si bien ese es el escenario central, en este circo hay pistas paralelas, como la que ocupa la propuesta energética del PRI y de sus gobernadores. Convencidos de que la reforma Calderón busca abrir la puerta al capital extranjero para que desfonde a Petróleos Mexicanos, los priístas han concebido la misma idea pero con capital criollo, de casa: crear empresas nacionales, e incluso regionales, que eventualmente sustituyan a Pemex. Son geniales, pero tras su oreja se asoman las mismas compañías beneficiadas por décadas en la transportación y en la comercialización del crudo, pero que ahora quieren ir por todo. Aunque se tengan que asociar con los políticos… otra vez.

El PRD apostó a cohesionarse internamente con la batalla por el petróleo. El propio Andrés Manuel López Obrador parece, dicen sus cercanos, exclusivamente concentrado en este tema. Mientras eso ocurre, Jesús Ortega se va consolidando como ganador de las farragosas elecciones internas, y el “chuchista” Guadalupe Acosta hizo ya lo propio como dirigente interino. Alejandro Encinas luce exhausto y cada vez más solo en esta batalla.

El Frente Amplio Progresista, que en las elecciones de 2006 hizo creer que el arribo de la izquierda al poder era una realidad, es ya historia en los hechos. Sólo falta extenderle su certificado formal de defunción. Su coordinador, Porfirio Muñoz Ledo, no encuentra ya argumentos válidos para seguir convocando a encuentros, donde sólo se confirmaría que el FAP es una coalición en la que todos se marcharon ya a casa. Quizá el propio Muñoz Ledo haga lo mismo, harto de la brega partidista, y dé los últimos toques a un libro que, le adelanto, se llamará La fractura que viene.

Todo eso ocurre en momentos en que el petróleo tiene parado al mundo de cabeza, discutiendo temas como la forma en que han disparado sus tarifas las compañías privadas exploradoras, esas que al gobierno le urge contratar. La manera en que aumentó el costo en la construcción de nuevas refinerías (76% desde el año 2000), lo mismo que la inversión necesaria para desarrollar nuevos campos de explotación (110% en el mismo periodo). O cómo los movimientos nacionalistas en Medio Oriente o las viejas repúblicas soviéticas impiden el acceso de capitales privados en el manejo del petróleo —¿nos suena familiar?

Todo esto ocurre mientras aquí dormimos… o nos despertamos sólo para pelear.

Apuntes: Otra vez la Corte

  • LA CENTRALIDAD del máximo tribunal en la vida del país quedará nuevamente patente esta semana, cuando los ministros tomen una decisión que impactará en el manejo de las telecomunicaciones en el país, sin duda el sector más relevante en la economía durante los próximos años. Rafael del Villar y Gonzalo Martínez Pous han peleado por dos años el amparo de la justicia federal contra un veto del Senado al nombramiento que hizo en su favor el Ejecutivo para ser integrantes de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). Atrás de esto están en juego no sólo los balances entre el gobierno y el Congreso, sino la agenda del sector, actualmente rehén de los poderosos intereses en la telefonía, la radio y la televisión, que dominan a la Cofetel. Una eventual llegada de Del Villar y de Martínez Pous a ese órgano, más una mayor voluntad política del régimen, abriría la puerta a cambios de fondo. De ese tamaño, con esas implicaciones, es la decisión en manos de los ministros. Habrá que regresar al tema.
  • SIGUE ATORADA la renovación de concesiones de radio en más de 150 casos. El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, ofreció hace meses que se avanzaría en esta línea, sin que nada ocurra aún. Y ello es por la misma indefinición del sector, donde se subraya la necesidad de otorgar nuevas concesiones. Ya no le hablo del refrendo de concesiones de telefonía, que debe suponer un pago importante, que no quieren cubrir los empresarios del ramo.
  • LA CRISIS en la seguridad pública exhibe, según los expertos, diversas fallas del gobierno. Entre ellas, la incapacidad para estimular un mayor compromiso de los ciudadanos en el combate al crimen organizado. Y vea usted un ejemplo: los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana de la PGR —un sólido grupo de personalidades a nivel nacional— aguardandesde hace meses un espacio en la agenda del presidente Calderón para que se tome protesta al nuevo grupo directivo, electo desde febrero pasado, y ahora encabezado por el reconocido empresario Marcos Fastlich. Ni Los Pinos ni el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, parecen interesados en las implicaciones de esta demora.
  • NUEVO LEÓN es ya un caldero de ambiciones por la sucesión de Natividad González Parás, programada para el próximo año. No habrá candidatos sino hasta febrero, pero corceles y jamelgos ya intercambian coces en la línea de arranque. Por el PRI, la lideresa cenopista y beltronista Marcela Guerra, Abel Guerra, Benjamín Clariond y el senador Eloy Cantú. El mandatario estatal tiene un delfín: su secretario de Gobierno, Rodrigo Medina, pero también tiene un compadre: el senador Jorge Mendoza, ambos muy abajo en las preferencias. Por el PAN ha avanzado el alcalde regiomontano, Adalberto Madero, pero mantiene presencia el senador Fernando Elizondo, un blanquiazul muy cercano al gobernador tricolor. También está en la pelea el diputado local Fernando Larrazábal.

expedientesabiertos@hotmail.com

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