lunes, 10 de noviembre de 2008

Las decisiones pendientes

En medio de la algarabía de un festejo, o frente al llanto de un funeral, es labor del periodismo hacer preguntas, exhibir dudas. Esto ayuda a la comunidad a reaccionar, y a la autoridad a no olvidar su misión.

¿Es prudente espaciar más días la designación de un nuevo secretario de Gobernación?

En toda crisis —y mire usted que en México se nos juntan ya— es deseable que los actores implicados conozcan con la mayor oportunidad cómo el gobierno pretende manejar la situación, y parte central de ello se deriva del nombre de los colaboradores. Mientras antes, mejor.

Por otra parte, la tensión y las ambiciones naturales pueden hacer que el proceso tome derroteros no deseados. Vea usted por qué se lo digo:

A la sombra de las extendidas exequias por la súbita muerte de Juan Camilo Mouriño, grupos dentro y fuera del PAN, dentro y fuera del gobierno, han buscado durante las últimas horas ocupar una posición desde la cual puedan influir sobre quién será y qué hará el nuevo ocupante del Palacio de Covián.

Pese al desmantelamiento a que este puesto ha sido sometido desde la administración Fox, el escritorio de quien formalmente es el responsable de la política interna despierta codicias y no pocas fijaciones; entre otras, que sigue siendo el mejor escenario para quien aspire a ocupar la Presidencia de la República.

De entrada, la clase política panista luce agrupada en tres bloques: el que encabeza el dirigente Germán Martínez, de tan gris desempeño. Pese a ello, quisieran el cargo para él o para algunos de sus cercanos, como Juan Molinar Horcasitas. El segundo grupo son aquellos que se saben desplazados por el actual gobierno, y apuestan que frente al sacudimiento, Calderón dé un viraje hacia el cementerio de dinosaurios panistas y llame a Diego Fernández de Cevallos. Están, por último, los que se saben fuera del primer círculo calderonista, como Josefina Vázquez Mota, que en estos días espera… y desespera.

La gravedad del momento, la hondura de la crisis en materia de seguridad, la cercanía de unas elecciones que se anuncian ya desastrosas para Acción Nacional, están haciendo que desde el PRI se acerque una mano salvadora que puede resultar ponzoñosa, con nombres como los de Diódoro Carrasco o de otro personaje del mismo perfil.

¿Se inclinará al Presidente de nuevo por un incondicional, pese a los riesgos ya comprobados de la novatez?

Quienes lo conocen, creen que es difícil que Calderón cambie a estas alturas su estilo o emprenda un experimento, aunque con ello pudiera inaugurar nuevos tiempos en un país que ya cumplió una década sin capacidad de formar mayorías que se traduzcan en mayor gobernabilidad y más eficacia en el régimen.

De ahí que casi desde finales de semana se empezaron a perfilar nombres como el de Carlos Medina Plascencia, el actual embajador Jorge Zermeño o el secretario del Trabajo, Javier Lozano. Ninguno garantiza más que ciertas dotes de conciliador, pero son poco menos que amateurs en materias como seguridad interna. Con todo, es más que probable que Calderón recuerde el consejo de Havel, que ya le empezaba a funcionar con Mouriño: es preferible una temporada de inexperiencia que una deslealtad permanente.

APUNTES

  • EN MÁS de un sector quedó mal sabor de boca por el escaso reconocimiento a la memoria de José Luis Santiago Vasconcelos, el ex fiscal antidrogas mexicano cuya trayectoria fue más reconocida en el extranjero que aquí. Nunca se aclararon las versiones de un conflicto con el procurador Eduardo Medina Mora, que lo llevó a salir de esa dependencia, en condiciones inseguras aun para su vida. Fue abierto el arropamiento que le extendió el Ejército, al grado de recibir sus restos para ser velados en compañía de su familia.
  • YA SE CONSUMÓ la reforma petrolera, pero corporaciones internacionales del sector, como Petrobras —que tan entusiasta fue ofreciendo ayuda—, avisaron ya a quien corresponde que no buscarán participar en la obtención de contratos de exploración. Lo que los desinteresados brasileños querían era que sus hallazgos fueran pagados en especie, conforme el volumen de crudo que encontraran. Y aquí eso no pasó. Ni modo.

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