lunes, 17 de noviembre de 2008

Los entenados de Diego

La principal sombra en el arranque del nuevo secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, es su cercanía con Diego Fernández de Cevallos y su estilo de hacer política, ligada a los negocios.

Cuando ganó la Presidencia de la República, en el verano de 1994, a Ernesto Zedillo lo abrumaba la presión por esclarecer el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Al crimen del sonorense (marzo de ese año) y del cardenal Posadas (mayo), se había sumado el del dirigente priísta José Francisco Ruiz Massieu (septiembre), lo que trajo una acusación de su hermano Mario de que el PRI estaba atrás de al menos esa última muerte.

Los demonios estaban sueltos. Zedillo tomó entonces una decisión que luego consideraría fue el peor error de su administración, según lo confesó a varios de sus colaboradores.

Con la idea de mandar un mensaje de imparcialidad en torno a las indagaciones, decidió nombrar a un procurador independiente. Semanas antes del inicio de su gobierno, invitó a Diego Fernández de Cevallos, un reconocido abogado, su adversario en las elecciones de ese año —postulado por Acción Nacional— y personaje muy cercano al ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

De acuerdo con fuentes autorizadas, Fernández de Cevallos aceptó el puesto, pero días después, todavía dentro del periodo de transición, se presentó al cuartel zedillista acompañado de Luis H. Álvarez y Carlos Castillo Peraza, los hombres más importantes del PAN en ese momento.

Le dijeron al presidente electo priísta que no era pertinente que Diego se sumara al gobierno, pues ello comprometería la imagen de Acción Nacional. Mirando de frente a Diego, Zedillo le dijo que lo había invitado a él como persona, no a su partido. Se habló de alternativas. Y ahí Zedillo escuchó un nombre por vez primera: Antonio Lozano Gracia, entonces diputado federal, que recorría una incipiente trayectoria llevado de la mano por Fernández de Cevallos.

Desde entonces, Zedillo y su equipo asumieron que al tratar con Lozano lo hacían con Diego. El nuevo procurador pidió autonomía para integrar a su equipo, lo que incluyó a Pablo Chapa Bezanilla, el fiscal especial para el caso de los atentados, quien —dijo Lozano— había sido ampliamente recomendado por Juan Velázquez, uno de los abogados más cercanos a Carlos Salinas de Gortari.

Meses después, Zedillo supo que había caído en una trampa cuando Lozano le consultó la detención de Raúl Salinas de Gortari como autor intelectual del asesinato de Ruiz Massieu: si lo aprobaba, sellaba un rompimiento histórico con el ex presidente; si lo rechazaba, sería acusado de complicidad.

Luego vendrían la comedia de La Paca, las excavaciones, los espíritus y, finalmente, el despido de Lozano, quien duró justo dos años en el puesto. El saldo de esa historia incluye a Salinas de Gortari, que podría disfrutar una imagen de estadista, pero convertido en cabildero de segundo nivel, dominado por el odio contra Zedillo.

Pero la historia puede tener también sus resonancias hoy y representar recuerdos para el futuro. Las forzadas condiciones en las que el presidente Felipe Calderón debió abrir su primer círculo de colaboradores para incluir a Fernando Gómez Mont Ureta como secretario de Gobernación, lo obligaron a acercarse al círculo de Fernández de Cevallos, con el que ha cultivado discrepancias al menos desde 1991, cuando los tres fueron miembros de la bancada panista en la Cámara de Diputados, que Diego coordinó.

El tiempo mostrará qué prevalece en esta historia, si los talentos personales del nuevo funcionario, o su militancia en una facción del PAN que empezaba a alinearse en ruta de colisión con el gobierno de Calderón.

APUNTES

  • OTRO GÓMEZ MONT Ureta, Miguel, director de Fonatur, tiene en las manos una bomba que en caso de explotar dejará efectos colaterales en la familia. Se trata del proyecto para convertir en polo de desarrollo turístico la zona de Escuinapa, Sinaloa. El tema es polémico, pero lo será más si se confirma que el gobierno ha decidido comprar en el área una enorme extensión de terreno al ex gobernador Antonio Toledo Corro, por una cantidad superior a los 100 millones de dólares.
  • PESAR extendido dejó la muerte de Paco Ignacio Taibo I, autor de más de 60 libros, periodista, por años editor de la sección Cultura de EL UNIVERSAL, y defensor de causas justas durante décadas. Su historia demuestra cómo pueden mezclarse la pasión y la inteligencia con el buen corazón.

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