lunes, 18 de enero de 2010

La marcha de Marcelo

Es el mejor momento del jefe de Gobierno capitalino: su imagen aumenta, y avanza también su control sobre su partido, que le fue esquivo, incluso hostil



Cuando en las próximas horas llegue a Washington para participar en una cumbre de alcaldes sobre temas de migración, el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, podría decidir cambiar su discurso y contar su propia historia: el difícil tránsito por el poder en una de las urbes más complejas del mundo.


Ebrard batalla desde hace años para construir su propio espacio y su propio proyecto, no bajo la sombra de algún líder que le haya dado cobijo —Salinas, Camacho, López Obrador—, sino con una imagen propia, la cual parece vivir hoy uno de sus mejores momentos.


Dentro del PRD, un partido exhausto tras la derrota de 2006 y encajonado por el radicalismo de su principal figura, a Ebrard le ha tomado la mitad de su gestión contar con una base personal, incluso en los estrechos márgenes de la ciudad, donde ha podido aislar a grupos de su partido que desde 1997 dividieron a la urbe en enclaves que en realidad representan cuotas y botines.


La tragicomedia en que se convirtió el caso Juanito en Iztapalapa marcó el fin del cacicazgo de los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo en esa demarcación en donde se dirimen negocios multimillonarios, legales y criminales. Otras corrientes ligadas también al flujo de dinero han ido rindiendo armas igualmente. Sólo falta una de las más visibles: la que encabeza René Bejarano, acaso el más astuto.


Pero en los hechos, las diversas tribus del perredismo exhiben en la capital cada vez mayor inanición, para dar paso a un consenso en torno a Marcelo, como se ha reflejado en la Asamblea capitalina, donde la lideresa Alejandra Barrales no sólo atajó a las corrientes internas sino que ha construido puentes con otras bancadas.


Sin duda, el próximo frente de esta tarea se halla fuera de la ciudad, incluso fuera del país. En el extranjero, lo mismo en Europa que en Brasil o Estados Unidos, donde Andrés Manuel López Obrador fue siempre visto de lejos, Ebrard busca presentarse como una alternativa fresca para México, desde una izquierda moderna.


En el entorno nacional, su suerte dependerá en buena medida de los afanes de su aliado Manuel Camacho Solís, que busca mantener unido el eje partidista PRD-PT-Convergencia, que muchas veces no parecen querer lo mismo, ni siquiera ganar elecciones.


Esta unidad hasta ahora improbable es elemento indispensable, primero, para que la izquierda sea opción de gobierno, y segundo, para construir tan pronto como sea posible una candidatura con el consenso suficiente para hacerla competitiva, sólida, o al menos, clara y eficaz. Ahí está la apuesta de Marcelo.


Apuntes: Alianzas PAN-PRD


HIDALGO, Oaxaca, Puebla y Durango, cuatro entidades que ilustran la sobrevivencia de un priísmo cerril, concentran las negociaciones de PAN y PRD para una en la renovación de gobernadores este año. La propuesta debe vencer primero a adversarios internos, como el ex presidente perredista Leonel Cota, e ignorar después la falsa polémica en materia de principios ideológicos que alienta el PRI, sin duda el ejemplo más acabado de partido de conveniencias. Desde el propio Institucional se ha filtrado que la administración Calderón pactó frenar eventuales alianzas a cambio de la aprobación de la reforma fiscal, pero las señales parecen haber cambiado.



CUMBRE del sector turismo esta semana. Asista o no, Rodolfo Elizondo encarnará el hueco que hay en su secretaría. Durante un año se ha anunciado su salida, su envío como embajador a Portugal —lo que él declinó—, su aterrizaje en el equipo de Los Pinos. Pero ahí sigue, con pesar.



MAESTRO y referente de un segmento clave de los economistas mexicanos en las últimas cuatro décadas, David Ibarra Muñoz arribó a sus primeros 80 años de vida. Lo hizo en evento auspiciado por sus amigos con el impulso de Carlos Slim, y que convocó a un importante segmento del pensamiento progresista, huérfano ahora de identidad partidista.



EN SINALOA por estos mismos días del año pasado se reportaba una baja en la violencia y se hablaba de un pacto pacificador entre mafias. Pero ahora la entidad atestigua un repunte en ejecuciones: en los primeros 15 días de enero, 114 muertos, la peor cifra desde 1993.

No hay comentarios:

Publicar un comentario