lunes, 2 de febrero de 2009

Rebelión en la granja

Para Rossana Fuentes-Berain Villenave.
Con un abrazo solidario.

Nadie desea un presidente autoritario, contrario a la tolerancia con los adversarios; pero el desafío interno muestra a un equipo ignorante de las reglas del poder.

Una subsecretaria, con apenas unos meses en el cargo, decide intervenir llamadas telefónicas y correos electrónicos de su jefe, quien encabeza una entidad estratégica del gobierno, una de las más expuestas a la presión política y financiera, dentro y fuera del país.

Esta funcionaria, que hace gala de su cercanía con la pareja presidencial, arma cónclaves con periodistas, desliza evidencias de supuestas o reales cuentas bancarias en Suiza a nombre de su jefe, y de tratos privados con contratistas. Pero asumiéndose intocable, pacta acuerdos con actores externos para frenar planes gubernamentales, y le impone gestores a terceros para conducir negociaciones con ella misma.

En la escena final de la historia, busca sin éxito audiencia en Los Pinos, segura de que brincará al puesto superior. En cambio, es obligada a entregar los documentos en su poder al secretario de Gobernación y se le ordena dejar su oficina. Amenaza entonces con dar conferencia de prensa y, por lo pronto, toma dilatadas vacaciones, lo que pone en suspenso al gobierno en su conjunto.

No, no está usted leyendo el borrador de una telenovela que incluye a políticos y burócratas. Es en breve, la historia de Purificación Carpinteyro, la subsecretaria de Comunicaciones de la administración Calderón. Su renuncia, que puede formalizarse hoy, ha estado acompañada de un escándalo que todavía puede incluir nuevos y sórdidos capítulos.

Pero la señora Carpinteyro —compañera de banca del presidente Calderón en la Escuela Libre de Derecho— quizá no esté preocupada por su suerte, laboral, profesional ni política. En el equipo presidencial, lo que incluye a su partido, el PAN, a los desleales no se les toca ni con el pétalo de un manotazo en la mesa.

El panismo está por cumplir una década en el poder central de la República, pero la lógica con la que se relaciona con tal poder parece esquizofrénica, de una doble personalidad: ejerce este poder, pero lo desafía.

La rebelión en la granja calderonista parece engrosarse cada día. Forman filas ya Manuel Espino, ex presidente nacional del blanquiazul; Francisco Ramírez Acuña, ex secretario de Gobernación; César Nava, quien fuera secretario particular del Presidente, por no hablar de Santiago Creel, Fernando Canales Clariond o Ernesto Ruffo.

No vivirá mucho quien no vea si esta dinámica trae dividendos a la democracia mexicana, o si como se percibe, presenciamos simplemente las tribulaciones de un equipo que no sabe para qué sirve el poder.

COORDENADAS

  • LA CRISIS y su reflejo en protestas sociales deberá analizarse a la luz de la reciente sentencia de la Corte sobre el caso Atenco, que impuso un revés a las fuerzas del orden, tanto del estado de México como federales. La directriz de los ministros va mucho más allá de un coscorrón a funcionarios, pues se extiende para marcar límites a cuerpos policiales que encaran disturbios populares.
  • LOS GIROS del equilibrio interno en el Partido de la Revolución Democrática dificultarán que operadores centrales de Andrés Manuel López Obrador hallen sitio en las postulaciones del sol azteca para la Cámara de Diputados. Será el caso de Porfirio Muñoz Ledo, cuya distancia con el núcleo duro de Los Chuchos no tiene remedio. No ocurrirá así con Manuel Camacho Solís, no sólo cercano a Marcelo Ebrard —polo clave del perredismo—, sino cuya capacidad para construir puentes es respetada por el propio dirigente Jesús Ortega.
  • AGUSTÍN CARSTENS, secretario de Hacienda, presiona a tiendas con productos de gran lujo —automóviles importados, joyas y alta moda— que en todo el país acostumbraban recibir pagos en efectivo por parte de clientes muy probablemente ligados al crimen organizado. Las reglas del juego están cambiando, por lo que muchas de esas tiendas podrían cerrar, no necesariamente por la recesión económica.
  • MANUEL CLOUTHIER, hijo del legendario Maquío, muerto hace 20 años en un accidente de carretera, estará en las listas para diputados plurinominales del PAN. En Sinaloa, de donde es originario, ya están acostumbrados a sus exabruptos. Pero ese mismo perfil puede poner nervioso a más de uno en la muy gris cúpula nacional panista.

Ir a la publicación original

No hay comentarios:

Publicar un comentario