lunes, 26 de abril de 2010

DF: Reforma y enredo

Se reactivó la presentación de propuestas para modificar el régimen jurídico de la capital, pero el proceso luce envenenado por diferencias dentro del PRD y del GDF.

Hay una paradoja encerrada en el hecho de que el Partido de la Revolución Democrática llegara al poder en el Distrito Federal en 1997 como producto de una incipiente reforma política diseñada desde el PRI –a instancias de Manuel Camacho y con Carlos Salinas de Gortari en el poder-, pero que casi 15 años después haya sido incapaz de profundizar en la transformación del régimen de gobierno que norma la vida de la ciudad.

Cuauhtémoc Cárdenas desdeñó este tema en los tres años que estuvo al frente del Distrito Federal. Andrés Manuel López Obrador entendió el cambio político como la sustitución del corporativismo priísta por otro con sello perredista, lo que derivó en enclaves de poder propio y corrupción como los que encabeza René Bejarano.

Marcelo Ebrard está en el último tercio de su gestión. Si como se asegura, desea pasar a la historia como el gran reformador de la ciudad, ello debe incluir un cambio de reglas que derive en una nueva distribución del poder y de los presupuestos en la ciudad, y una mayor autonomía jurídica del gobierno capitalino frente a los poderes federales.

Con el inicio de la actual legislatura, hace ya casi un año, el GDF, el PRD y el PAN establecieron un acuerdo no escrito para que el tema se dirimiera entre varias propuestas en el Congreso federal, pero que panistas y perredistas definirían juntos una iniciativa que sería presentada en la Asamblea del DF para enviar una señal de consenso sobre temas clave.

Desde un principio, sin embargo, el acuerdo pareció deslizarse hacia el fracaso. José Ávila, secretario de Gobierno de la administración Ebrard, intentó por meses imponer una directriz a las facciones perredistas en la Asamblea, directamente o por conducto de la lideresa de la mayoría, Alejandra Barrales. Ávila se mostró incapaz y obcecado, mientras Barrales lució reacia a emprender cualquier tarea que pusiera en riesgo su capital político personal.

En la Cámara de Diputados, la presidenta de la Comisión del DF, la panista Gabriela Cuevas, presentó ya una iniciativa que entre otros temas, fortalece el peso de las delegaciones y de sus titulares, hasta ahora poco menos que empleados del jefe de gobierno de la ciudad. Cuevas mostró igualmente eficacia el cabildear que la comisión que encabeza tenga el papel central en el correspondiente proceso de dictamen.

En el Senado, la priísta María de los Ángeles Moreno lanzó una iniciativa que propone ha dicho ella, la conversión del GDF en una “gran alcaldía”, lo que no atrajo suficiente apoyo. Ante ello, uno de los principales operadores de Beatriz Paredes en San Lázaro, César Augusto Santiago, introdujo un planteamiento adicional.

Para significar que en la Asamblea el acuerdo está roto, la fracción panista que encabeza Mariano Gómez del Campo, anunció una iniciativa que está lejos de tener el aval del PRD local, lo que atrajo un nuevo ciclo de tensión entre el PAN y el secretario Ávila, al grado de que éste fue desconocido como interlocutor válido por el PAN, el cual logró que Ebrard designara un canal alterno en la persona de otro de sus colaboradores.

El líder del perredismo en Diputados, Alejandro Encinas, deberá tomar en cuenta esta fisura cuando en los próximos días presente su propia iniciativa. El daño no obstante, parece estar hecho: al perder la capacidad de iniciativa, Ebrard corre el riesgo de que quedar aislado.

Apuntes

EN VERACRUZ y Sinaloa, dos de las entidades que junto con Oaxaca, ofrecen más posibilidades de triunfo para la coalición opositora que encabezan respectivamente, Miguel Ángel Yunes y Mario López, los respectivos equipos de campaña acusan cada vez en voz más alta el débil apoyo político y económico que está otorgando el PAN, el cual ni siquiera ha controlado la labor de zapa que siguen desarrollando los dirigentes locales en ambos estados, que a todas luces actúan de acuerdo con instrucciones de los respectivos gobernadores priístas. El reclamo alcanza también al presidente Felipe Calderón, a quien le piden recargar su peso en estos casos como lo hizo en Tijuana y Mérida para impulsar a candidatos cercanos a sus afectos. Pero esa es otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario