lunes, 5 de abril de 2010

Los nuevos Tucom del PRI

Emilio Gamboa disfruta tener varios roles en la misma trama. En la rueda de la fortuna del poder, se asegura de treparse en buen carro pero gusta de ensuciarse las manos con el aceite para hacer que el aparato funcione.

Tras el escándalo de un mes atrás por la carta-convenio para proteger las elecciones del próximo año en el estado de México, Gamboa busca sellar las fisuras que evidenció el desencuentro entre el líder senatorial Manlio Fabio Beltrones y la troika formada por el gobernador Enrique Peña Nieto, la dirigente partidista Beatriz Paredes y el propio Gamboa, quien se ha distanciado de Beltrones pero amarró la dirigencia de la CNOP priísta.

Gamboa fue el organizador de una cena que en días pasados reunió a Peña con Beltrones. Algo habrán mejorado las cosas, pero serán necesarios mayores esfuerzos para aliviar el resquemor surgido. Vea si no.

Previo a la Semana Mayor, un grupo de empresarios interesados en promover una enmienda legal tuvo que hacer en forma anticipada la Visita de las Siete Casas en las diversas capillas priístas para que su reclamo fuera escuchado:

Hablaron con Paredes Rangel, quien les ofreció apoyo, pero los envió con el coordinador Francisco Rojas, el cual sugirió “amarrar” el voto de los legisladores mexiquenses pues uno de ellos se oponía a la idea, por lo que era necesario conversar con el gobernador Peña Nieto. Sabedores de que el tema acabaría en el Senado, los interesados abordaron a Beltrones, que instruyó a uno de los diputados que controla en San Lázaro —en este caso, un priísta—, quien presentó la propuesta de reforma, ferozmente objetada luego por miembros de la propia bancada tricolor…, hasta que los incansables gestores recorrieron de nuevo toda la cadena. Arribaron a buen puerto, conscientes de que debían cinco o seis favores por un solo hecho.

En 2004, por estas alturas de la sucesión de Vicente Fox, los señores de las encuestas, los más agudos analistas políticos e incluso el ánimo social daban por hecho, como ahora, que el PRI retomaría el poder alentado por su peso en las regiones y por los errores de un presidente ineficaz.

Primero en los corrillos de la política, luego en los hechos, surgió entonces el grupo bautizado como Tucom (Todos Unidos contra Madrazo), un bloque del PRI que buscó hacer contrapeso al desbordado dirigente Roberto Madrazo, quien en su camino ya había destituido a Elba Esther Gordillo como coordinadora de su fracción en Diputados (los operadores de esos hechos, curiosamente, han regresado a San Lázaro, como Emilio Chuayffet y la camorra oaxaqueña).

Todos conocen la historia: el Tucom era formado por gobernadores como Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Eduardo Bours, de Sonora, y Natividad González, de Nuevo León, pero sus actores más notorios fueron el coordinador del PRI en el Senado, Enrique Jackson, y el mandatario mexiquense Arturo Montiel, quien logró colocarse como la alternativa a Madrazo gracias al dispendio en que incurría y al apoyo abierto que le otorgaron las televisoras. ¿Algo que nos suene familiar hasta aquí?

Días antes de que tuviera efecto la elección interna en el PRI para elegir abanderado por la Presidencia, surgieron revelaciones sobre la escandalosa fortuna de Montiel, cuyas operaciones fueron encubiertas por un grupo de colaboradores que siguen muy a la vista. Se presumió entonces que el propio Madrazo alimentó la maquinaria que aplastó a Montiel, quien todavía debió soportar la humillación del directivo de una televisora al que meses antes había entregado millones de dólares en efectivo, quien secamente le dijo: “Se acabó, Arturo, vete a tu casa”.

Ahora parece que vemos el surgimiento de nuevos Tucoms en el PRI. ¿Cuándo se formalizará el Tucop, contra Peña; o la formación de ataque sobre Beltrones? Esa es la cultura que hunde al PRI, y que tanto sirve a sus adversarios. Esa es la historia viva que nos obliga a poner una pizca de sal antes de escuchar las fanfarrias por el retorno de los priístas al poder.

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