lunes, 29 de marzo de 2010

Daños colaterales

Quizá no sea posible encontrar en la etapa moderna del país un periodo en el cual el poder civil haya depositado tan claramente su suerte en el desempeño de los hombres en uniforme, como lo hizo desde su inicio la administración Calderón.

Es difícil asimismo, determinar un momento en que en el Ejército haya ofrecido, de frente a la comunidad, un discurso con tanta claridad sobre la relevancia de su tarea y las implicaciones que trae consigo.

Durante los últimos meses, un segmento importante de la intelectualidad mexicana, de directivos de los medios y, por supuesto, de los líderes políticos, han sido testigos de un activismo en el Ejército, en público y en privado, con el propósito de tener el mayor consenso posible para que la legislación sobre seguridad pública —y la comunidad toda— otorgue mayores atribuciones a las Fuerzas Armadas y concentre en sus manos y armas la posible solución a la crisis de seguridad que enfrentamos.

El propio secretario del ramo, el general Guillermo Galván, se ha echado a cuestas esta tarea, con diversos contenidos en su mensaje, a saber: El Ejército es la última institución viva en esta guerra, cuidémosla; los soldados de hoy corremos el riesgo de que en el futuro se nos señale, como ocurre con los de 1968 y 1971; cambiemos la ley para que ello no ocurra. Y también: las Fuerzas Armadas tenemos un compromiso con los derechos humanos, pero esto es una guerra con sus reglas propias, lo que incluye víctimas inocentes.

Frente a tal panorama, las reacciones son tan variadas como ricas en sus implicaciones. Lo mismo incluyen a quienes ven en las armas efectivamente el último recuso contra el narcotráfico, pese a las evidencias de que se trata de un problema con hondas raíces en la salud pública y la marginación social.

Existen también quienes se oponen al Ejército al grado de responsabilizarlo de la violencia misma, especialmente en plazas como Ciudad Juárez, donde la comunidad ha tendido durante décadas singulares vínculos con los grupos criminales. Una de las madres madre de los jóvenes estudiantes asesinados en una colonia popular juarense, la misma que unos días después dio la espalda al presidente Calderón en una acto público, viajó pocas semanas después a la ciudad de México para defender a uno de los inculpados en los propios hechos sangrientos.

Las próximas semanas pueden demostrar que un punto de quiebre en esta discusión lo representara la tragedia en que dos universitarios del Tecnológico de Monterrey murieron durante un enfrentamiento entre pistoleros y soldados. Todo indica hasta ahora que fueron estos últimos quienes les dispararon al confundirlos con agresores.

Lo que es impredecible es la magnitud del nuevo giro que estos hechos pueden traer en nuestro debate sobre Ejército, seguridad y democracia.

APUNTES

EMILIO GAMBOA, quizá el político desempleado más activo del país, recibió ya garantías de que en los próximos días asumirá como nuevo dirigente de la CNOP, uno de los ejes clave del PRI. Sus principales promotores, entre ellos el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, doblaron a resistencia que presentaba contra el yucateco la dirigente Beatriz Paredes.

La negociación debió resolver también la suerte de Marco Antonio Bernal, actual dirigente del sector popular tricolor y personaje cercano al líder senatorial Manlio Fabio Beltrones. Bernal ocupará una posición relevante en la campaña del candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre. Pero Gamboa se afana igualmente en una tarea que quizá lo rebase: impedir una ruptura en su partido con rumbo a la sucesión del 2012.

EN VERACRUZ, el aspirante de la alianza opositora, Miguel Ángel Yunes, ha encontrado que debe encarar tres frentes de una misma batalla: al aspirante del PRI, Javier Duarte, que dispone de toda la maquinaria oficial, pero también al equipo del dirigente de Convergencia, Dante Delgado, e incluso a los operadores de Gerardo Buganza, el frustrado aspirante de Acción Nacional.

EL PARTIDO VERDE vuelve a dar testimonio de lo que entiende por hacer política: ahora nos enteramos de que su campaña a favor de la pena de muerte fue concebida por un oscuro propietario de antros. Ese el ámbito en el que sella sus alianzas esa organización.

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