lunes, 9 de agosto de 2010

¿Se lo decimos al Presidente?

A la memoria de Fidel Samaniego.
Periodista ejemplar y compañero solidario.

“Díganme quién falla”, clamó el presidente Calderón el pasado miércoles, reunido con jerarcas religiosos ante quienes planteó su certeza de que los hombres de Iglesia saben quiénes son los alcaldes, los jefes de policía, incluso los gobernadores cómplices del crimen organizado. Es muy posible que lo sepan, pero es improbable que se lo vayan a decir.

Quizá ninguno de los asesores que le prepararon ese encuentro haya dicho al mandatario que desde hace muchos meses dignatarios eclesiásticos, especialmente del norte del país, entre ellos Raúl Vera, discuten en privado las experiencias de la Iglesia en realidades como la lucha de Italia contra las mafias, donde los sacerdotes han tenido un papel clave del lado de la sociedad y el gobierno para erradicar a los criminales.

Producto de esas deliberaciones surgió la denuncia en Durango sobre las frecuentes visitas del Chapo Guzmán —cuyas estrategias e impunidad, por cierto, lo hacen cada vez parecido al colombiano Pablo Escobar. Pero esa voz de alerta sólo despertó la apatía oficial y una andanada de críticas semioficiales contra el obispo que con su dicho estaba exponiendo la vida.

Habría que informar al Presidente que en sectores religiosos circula un reporte sobre la fuga del citado Chapo Guzmán, en los primeros meses de la administración Fox. Se cita que la Comisión de Derechos Humanos de Jalisco alertó públicamente que se preparaba una fuga con la connivencia de autoridades del penal de Puente Grande, muy cercanas a funcionarios federales que hoy siguen en la administración pública. El entonces delegado de la PGR en el estado sí fue cesado: le tomó 10 horas informar de la evasión a su jefe, el procurador Rafael Macedo.

En este mismo ciclo de encuentros, Calderón ha dejado correr la bola sobre la legalización de la mariguana. Alguien debería recordarle al Presidente que apenas en marzo, durante su visita a Washington, dijo en entrevista con la CNN que un debate sobre este tema es “inútil” si no es comenzado por Estados Unidos. También habría que decirle al Presidente que el mundo no habla de “legalizar” sino de “despenalizar” el consumo de drogas blandas, especialmente la mariguana, lo que ya ocurre en muchos lugares de la Unión Americana, menos en el hipócrita discurso oficial, idéntico en el último medio siglo.

Pero acaso el más desafortunado “Diálogo” del mandatario haya sido con los medios de comunicación. De la reunión, privada, surgió un comunicado oficial que revela que el gobierno indujo supuestos compromisos a cumplir por parte de directivos periodísticos, sin citar ninguna aportación de la parte oficial.

Alguien debe decir al Presidente, urgentemente, que esos compromisos son imposibles de cumplir en su mayoría, especialmente por la torpe y miope estrategia oficial de comunicación en materia de combate al crimen organizado. Pero especialmente, porque no corresponde al gobierno sino a los propios medios decidir en libertad, las acciones que en lo individual, como gremio o industria, deben asumir ante esta realidad.

Apuntes: Mini-maximatos

LOS ESTADOS que eligieron gobernador este año presencian un burdo acomodo a la medida del mandatario saliente, en todas aquellas entidades en donde el PRI ya gobernaba. Se construyen así maximatos regionales que quitarán oxígeno a la vida pública, impedirán la movilidad política y eternizarán intereses creados. Curiosamente, en los estados en donde ganó la oposición en alianza las cosas pueden pintar peor, si triunfan las presiones de gobernadores del pasado que intervinieron en favor de los candidatos ganadores, todos de origen priísta. Es el caso de Melquidades Morales, en Puebla, y de José Murat, en Oaxaca. Ya se verá si se los pueden sacudir, respectivamente, Rafael Moreno Valle y Gabino Cué. Pero quizá el caso más agudo sea Sinaloa, donde Mario López, el popular Malova, luce acorralado por el grupo del ex gobernador Juan Millán, presto a copar cargos y presupuestos.

LA SUPERVÍA, una obra vial clave para conectar al sur-poniente del DF, cargaba ya un pésimo manejo de comunicación con la comunidad interesada, pero ahora surgió “fuego amigo” sobre el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien es objeto de presiones por parte de grupos radicales del PRD para impedirle, entre otros afanes, dejar como sucesor a Mario Delgado, ex tesorero y ahora secretario de Educación.

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